Simone Biles: La Reina Indiscutible de la Gimnasia Moderna en París

Viernes, 2 de Agosto de 2024

Por Enrique Rivera

En el universo de la gimnasia, París y el mundo entero orbitan alrededor de Simone Biles, quien transforma los Juegos Olímpicos en una narrativa cautivadora. Cada competencia es un nuevo episodio en su vida, y ella, como una figura central, gira alrededor de múltiples mundos, dejando a todos encantados.

En una tarde tormentosa en París, la legendaria Nadia Comaneci, considerada la mejor gimnasta de su tiempo, aparece en la pista central, apoyándose en su bastón. Golpea el suelo tres veces con él, señalando el inicio ritual de la final en los Juegos. «Todos estamos aquí para ver a la increíble Simone Biles, por supuesto», declara Comaneci momentos antes. “Sí, tengo nueve medallas olímpicas y ella tiene ocho, pero creo que pronto me superará”.

Dos horas más tarde, Biles, con su habitual alegría contagiosa, muestra a la cámara un colgante con forma de cabra que cuelga de su cuello, simbolizando su estatus como la “GOAT” (Greatest of All Time, la mejor de todos los tiempos). Acaba de conquistar su novena medalla olímpica, coronándose nuevamente como campeona del concurso completo, una prueba que evalúa a las gimnastas en los cuatro aparatos: salto, barras asimétricas, barra de equilibrio y suelo. Con 27 años, Biles ha ganado este título en dos ocasiones, siendo la primera en Río 2016. “Han pasado ocho años”, comenta riendo. “Es increíble. Fui un poco ingenua al principio, así que ahora valoro mucho más mi profesión”. Hasta ahora, solo dos gimnastas han logrado repetir esta hazaña: la soviética Larisa Latynina y la checa Vera Caslavska.

A pesar de una venda en su pantorrilla izquierda, Biles no necesita realizar un último salto mortal para subir al podio, donde recibe la felicitación de Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), mientras Stephen Curry, estrella del baloncesto, graba todo con su móvil desde las gradas.

Unas horas antes de añadir una sexta medalla de oro olímpica a su colección, Biles asistió a una sesión de terapia. Espera aumentar su medallero el sábado y el lunes, compitiendo en salto, barra y suelo, donde tiene la oportunidad de superar a Comaneci. “Estoy emocionada con mi actuación de esta noche. Y aún tengo tres finales más”, comenta. “Ahora es momento de disfrutar. Lo más difícil ya pasó”.

Comaneci tenía solo 14 años cuando deslumbró al mundo con sus dieces perfectos en Montreal 76 y 18 cuando continuó su legado en Moscú 80. “Al hacer historia, rompí muchas barreras para las mujeres”, añade la rumana, quien simboliza la era de las jóvenes atletas sometidas a la dura disciplina de sus entrenadores, lo cual se creía que las fortalecía. Biles, con 27 años, está casada y sus entrenadores son más como hermanos mayores que respetan su personalidad. Ella ha llevado la gimnasia a la madurez, junto con sus compañeras en el podio. La brasileña Rebeca Andrade, de 25 años, quien también fue subcampeona en Tokio, ganó la plata, desafiando a Biles con su impresionante rutina de suelo, llena de música y movimientos poderosos, y la estadounidense Sunisa Lee, de 21 años, campeona en Tokio a los 18, se llevó el bronce.

Detrás de ellas está el futuro de la gimnasia: la italiana Alice d’Amato, de 21 años, ocupó el cuarto lugar, y la talentosa argelina Kaylia Nemour, de 17 años, fue quinta, mostrando elegancia y sobriedad.

Aunque se anticipaba la victoria de Biles en la pirámide de Bercy, el camino no fue fácil, lo que le da más valor a su triunfo. “Creo que Rebeca me empuja a dar lo mejor de mí”, dice Biles. Andrade, reconocida como la mejor gimnasta que no se llama Simone Biles, se lamenta por coincidir con la estrella texana; de lo contrario, podría ser la reina. La competencia fue reñida desde el salto del potro. Andrade comenzó con un salto perfecto, un Cheng, con un aterrizaje impecable, mientras que Biles respondió con su famoso Biles II, un salto de altísima dificultad.

En las barras asimétricas, Biles cometió un error en una transición, pero supo recuperarse rápidamente. “Fue un error desafortunado, pero sabía que tenía que seguir esforzándome”, dice. Andrade lideraba, pero la barra de equilibrio volvió a poner a Biles al frente, con un ejercicio casi impecable. En el suelo, Biles demostró por qué es la mejor, culminando su rutina con una combinación de movimientos espectaculares y su característica energía, llevándose el oro en una competencia inolvidable.