En un verano que prometía ser el inicio de un nuevo capítulo dorado para Kylian Mbappé con su llegada a Real Madrid, las sombras de su salida del Paris Saint-Germain lo persiguen como una lluvia constante que no da tregua. Tras siete años vistiendo la camiseta del equipo parisino, el astro francés ha tomado acciones legales contra su antiguo club, exigiendo el pago de €55 millones por concepto de salarios y bonificaciones impagas, que podrían sumar hasta €100 millones.
El desenlace de esta relación, que en su momento fue motivo de celebraciones en París, ahora se tiñe de disputas y reclamos legales. Según reportes de Le Monde, el desacuerdo principal radica en los pagos que debía recibir el capitán del equipo francés por parte de la administración de PSG y su principal accionista, Qatar Sports Investments, quienes han retenido estos fondos.
Durante el momento de su partida, Mbappé no dejó de agradecer a sus compañeros de equipo, los empleados del estadio Parc des Princes y, sobre todo, a los aficionados que lo apoyaron incondicionalmente. Sin embargo, notablemente ausente en sus palabras de agradecimiento fueron los directivos y propietarios del club, lo que ya adelantaba cierto aire de malestar.
Con el balón ahora en la cancha de la Liga de Fútbol Profesional de Francia (LFP), los abogados de Mbappé están dispuestos a llevar el caso hasta un tribunal laboral si las instancias deportivas no ofrecen una solución satisfactoria. Mientras tanto, desde las oficinas del PSG se afirma que las acciones financieras están justificadas y que se mantienen negociaciones con los representantes del jugador.
El cambio de aires a Madrid se suponía que sería un sueño hecho realidad para Mbappé, quien incluso marcó un gol en su debut ayudando a su nuevo equipo a conquistar la Supercopa de la UEFA. No obstante, la realidad ha sido más complicada de lo esperado, con una batalla legal que amenaza con ensombrecer este nuevo capítulo.
La suma reclamada incluye no solo el último tercio de un bono por fichaje, que ascendía a €36 millones y que debía pagarse en febrero, sino también los salarios de los últimos tres meses de contrato (abril, mayo y junio), además de un ‘bono ético’ correspondiente a esos meses.
Ante la falta de respuestas después de una notificación formal en junio, Mbappé ha decidido elevar la disputa. Ya el 8 de agosto llevó el caso ante el comité legal de la LFP, que tiene el poder de imponer una prohibición de fichajes a PSG hasta que se regularice la situación. Más allá, el 13 de agosto, el entorno de Mbappé envió una carta a la Fédération Française de Football (FFF) para que a su vez informe a la UEFA sobre la situación, buscando ejercer aún más presión.
Esta situación no solo es un golpe a la imagen del PSG sino que pone en juego la participación del club en competiciones europeas, ya que irregularidades como estas podrían llevar a la UEFA a cancelar la licencia del club para participar en torneos como la Champions League.
El caso de Mbappé no es solo una disputa sobre cifras millonarias, sino también un reflejo de un deporte donde las relaciones y acuerdos no siempre terminan cuando el jugador sale del campo. En este juego fuera de las canchas, tanto los clubes como los jugadores deben manejar sus carreras y legados con la misma destreza que demostrarían en un enfrentamiento en el estadio.